COMUNICADO SOBRE LA SITUACIÓN DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR EN COLOMBIA Y EL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL FEU-Colombia
“Nos resistimos a ser parte de una generación a la que le toco vivir mientras la libertad moría”
José María Vargas Vila
Desde hace más de seis meses los universitarios hemos abierto un debate de cara al país en torno a la nueva ley de educación superior: ¿Que modelo de educación superior necesita Colombia? La respuesta que nos han dado las diferentes versiones de la reforma del gobierno -diferentes en empaque pero no en contenido-, es bastante diciente, el gobierno nos dice que la educación superior es un negocio que el Estado fomenta a partir del crédito y la inversión privada, y sirve para un país donde la gente se acostumbra a no pensar porque “todo está dicho ya”. El objetivo central de ésta educación superior que hoy se nos plantea es generalizar el modelo del lucro que ya se da en nuestras universidades, y que la reforma plantea profundizar con fuerza a partir de dispositivos como las universidades mixtas.
Mientras que el ministerio tiene cifras amañadas y lemas de campaña, nosotros respondemos con análisis académico y lo más contundente: la realidad de nuestras universidades. La precariedad, insuficiencia y subordinación de la universidad colombiana es la constante de nuestra cotidianidad: falta de hospitales para prácticas en salud, carencia de planta docente, problemas de calidad académica, aumentos de matriculas, deserción y baja cobertura, son algunos de los síntomas de una educación puesta en segundo plano. “No todos los colombianos necesitan ser profesionales”, “La propuesta de ley no pretende solucionar los problemas presupuestales de las universidades”, nos dicen los altos funcionarios del ministerio de educación. En resumen, el presidente Santos que ha dicho que la educación son los rieles de sus cinco locomotoras, nos propone entonces que el país marche sobre la ignorancia y la desposesión.
Las consecuencias de ésta reforma son claras: una educación que pierde su sentido público y su carácter de derecho; una enorme inequidad en la educación y por ende en el país; la pérdida de la autonomía universitaria; el desmonte de la calidad académica; y la entrega de la educación superior, tan necesaria para el presente y futuro de Colombia, al negocio de la gran empresa privada nacional e internacional vía TLC. El gobierno de Santos debería aprender de la sabia frase de Albert Einstein, “si la educación te parece cara, prueba con la ignorancia”.
Frente a esto la actitud de los estudiantes ha sido la creatividad y la propuesta, y el gobierno nos ha respondido con señalamientos y criminalización: varias universidades militarizadas, montajes judiciales, amenazas de grupos paramilitares, amedrentamiento y persecución, son algunos de los lamentables resultados de la acción contra la movilización estudiantil en un país con un gobierno que se maquilla de democracia, y actúa como verdugo de la participación. La mejor prueba de esto es la radicación en el congreso de la propuesta sin atender el debate académico, las voces, propuestas, y la gran movilización universitaria: radicado a la fuerza para ser aprobado a pupitrazo por la bancada de gobierno, pese a que la posición de los universitarios ha sido sentarnos a construir de forma colectiva una propuesta para el país. ¿Si la democracia no es la participación colectiva de la sociedad, entonces qué es? Con la experiencia de ésta reforma los universitarios tenemos la certeza de que para Santos la democracia es un simulacro.
En estos meses hemos caminado al lado de los pasos de Yan Farid, a quien hemos aprendido a llevar en el fervor de nuestra memoria histórica. Así mismo llevamos prendida la exigencia de la libertad inmediata de los líderes estudiantiles Jorge Eliecer Gaitán, Omar Marín, y Camilo Escudero, del artista Carlos Lugo, y los más de 7.500 presos políticos de Colombia: pensar diferente no es un delito, es imprescindible para construir una sociedad realmente democrática.
La sombra de la muerte nos recuerda a Oscar Salas, Jhony Silva, Nicolás Neira, y tantos estudiantes asesinados por cuerpos engendrados para la violencia oficial como el ESMAD. Pese a esto el lente inquisidor se enfoca sobre los estudiantes y no sobre la fuerza pública de la provocación y los falsos positivos, en un país donde se invierten 22 millones de pesos por militar y 3.5 millones por estudiante, el mismo país donde el presupuesto anual para la guerra es cuarenta veces el presupuesto para la educación superior.
En los últimos días hemos visto como el gobierno nos sigue ofreciendo como si fuera un triunfo la triste paz de los cementerios, donde la tranquilidad nace de la ignorancia y de la muerte -síntomas de la formación que se nos propone-: los estudiantes por el contrario hemos planteado una paz que nace de la educación y la cultura, a partir del dialogo y el respeto, cuya base fundamental es la abolición de las desigualdades sociales y la cultura de la solidaridad en una sociedad donde se institucionaliza el egoísmo, motor de nuestra cotidianidad inequitativa, inhumana e indiferente. Cuán importante es para Colombia la educación superior como derecho, un camino para la paz. Hoy nos debatimos entre la educación que engendra cultura, o la ignorancia que engendra barbarie, la misma barbarie que hoy se nos presenta como modelo de gobierno.
La realidad del país exige a los universitarios ganar la pelea por una educación para Colombia, una educación plenamente financiada por el Estado, avanzando hacia la gratuidad, con una inmensa y generalizada calidad académica en los centros educativos, donde la autonomía universitaria sea un principio para fomentar el ejercicio de la democracia participativa desde la comunidad universitaria, con un bienestar universitario integral que logre cobijar a todos los estudiantes, donde se garantice acceso y cobertura a todos los sectores sociales, donde exista un saber amplio que se pueda construir a partir de nuestra experiencia e identidad: una universidad como conciencia crítica de la nación. La educación en un país es el reflejo de su presente y el vaticinio de su futuro.
El modelo de universidad que hemos planteado, tal como se ha visto en los debates, lejos de ser imposible de lograr, está no solo dentro de las posibilidades económicas del país, sino dentro de las necesidades sociales: ambas cosas las hemos demostrado, pero las prioridades fiscales seguirán siendo otras, y las necesidades sociales seguirán siendo pasadas a manos de privados a manera de convertir derechos en privilegios. La posibilidad que tenemos es la movilización con objetivos claros, y evidenciando que la resistencia social es una forma de democracia real: La única manera de educar a un gobierno que no quiere la educación es haciendo pedagogía de la desobediencia y colapsando el autoritarismo.
La Mesa Amplia Nacional Estudiantil que ha sido y debe seguir siendo el escenario de convergencia y la plataforma de unidad de los estudiantes de Colombia ha demostrado, como diría Eduardo Galeano que “un país que no escucha a sus jóvenes corre el riesgo de quedarse sin futuro”. La continuidad de un movimiento estudiantil fortalecido depende hoy de construir la unidad desde lo local a lo nacional, de fortalecer las mesas locales o los escenarios organizativos que han permitido reunir ampliamente a los universitarios para pensarse la educación y la acción colectiva para convertir el pensamiento en realidad.
Después de tanto señalamiento, después de tanta intransigencia, después de tantas mentiras y simulacros, después de que los estudiantes abriéramos la puerta al debate y la construcción a partir de la propuesta y movilización por más de 6 meses estrellándonos con un despotismo pintado de falsa democracia, es claro para nosotros que el gobierno nacional no tiene interés de construir, solo de imponer. En ese sentido la tarea es cimentar día a día el Paro Nacional Universitario exigiendo el retiro de la ley del congreso de la república, la construcción a partir del programa mínimo de los estudiantes de la propuesta alternativa, la exigencia del saneamiento inmediato del déficit presupuestal de las universidades, y la reivindicación por garantías y libertades democráticas en un gobierno que ha demostrado querer jugar al Póker con la imagen de los estudiantes. Las jornadas de movilización que han acontecido, y las que han sido planteadas para éste periodo, a las cuales se han sumado los distintos sectores sociales, son la radiografía de un movimiento estudiantil que ha hecho historia, y que ha demostrado que puede deconstruir el presente y edificar el futuro.
El gobierno de Santos es el responsable por lo que pueda suceder, y tiene la posibilidad de abrir una puerta para la resolución del conflicto retirando la ley y aceptando un diálogo colectivo sobre qué tipo de educación superior necesita el país. Al momento debe responder por la ineptitud, intransigencia, despotismo y dogmatismo neoliberal con los cuales ha manejado el tema.
Los estudiantes de Colombia seguiremos imaginando, creando, transformando, proponiendo, seguiremos sumando sectores por la educación como derecho. Los estudiantes y jóvenes de América Latina y el mundo comprometemos un grito de libertad ante el agotamiento de los mismos rumbos. No podemos permitir una educación para la sumisión y la dependencia, una educación para la guerra y la muerte: Colombia necesita una educación que le permita abolir la cultura mafiosa y construir una cultura de la participación y la justicia social que engendren paz: elementos de una segunda independencia.
?"Instrúyanse, porque necesitaremos toda nuestra inteligencia.
Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo.
Organícense, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza”
Conmuévanse, porque necesitaremos todo nuestro entusiasmo.
Organícense, porque necesitaremos de toda nuestra fuerza”
A. GRAMSCI
¡TOD@S A LA JORNADA NACIONAL DEL 10 DE NOVIEMBRE!
¡NI LEY 30 NI REFORMA: POR ENCIMA DEL MERCADO LOS DERECHOS SE RESPETAN!
¡POR EL RETIRO DEL PROYECTO DE LEY Y LA CONSTRUCCIÓN DEMOCRÁTICA DE UNA PROPUESTA ALTERNATIVA PARA EL PAÍS!
¡POR UNA EDUCACIÓN PARA LA SEGUNDA Y DEFINITIVA INDEPENDENCIA!
¡A CONSTRUÍR CAMINOS DE UNIDAD!
A tod@s los universitarios del país, a la sociedad colombiana,
FEDERACIÓN DE ESTUDIANTES UNIVERSITARIOS, FEU COLOMBIA
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