lunes, 7 de marzo de 2011

UNIVERSIDAD NACIONAL: ENTRE EL AMANECER O LA DECADENCIA

Artículo elaborado para el peródico "DOBLE VÍA" del Comité Nacional de Representantes Estudiantiles


UNIVERSIDAD NACIONAL: ENTRE EL AMANECER O LA DECADENCIA



En uno de los pasados Consejos Superiores Universitarios el viceministro de educación (quien preside el CSU) manifestó encontrarse bastante molesto con uno de los artículos publicados en UN Periódico algunas semanas antes. El artículo en particular tenía el siguiente título El país se encuentra condenado a una educación superior de segunda, y detallaba el foro que realizó la presidencia de la república en materia de educación superior, el mensaje del gobierno era claro: la educación superior está supeditada a más de lo mismo. El escrito con rigor periodístico retrataba los desarrollos y conclusiones del foro realizado por el gobierno Santos, el retrato era el de la política de desfinanciación paulatina de las universidades públicas, fortalecimiento de la política de endeudamiento vía ICETEX, y funcionalización de la universidad a la empresa privada (el intermediario que las lógicas del mercado aplicadas a la universidad pusieron en medio de la relación Universidad-sociedad). En esencia, el escrito menciona la poca o nula importancia que tiene para el gobierno nacional la educación superior.

El viceministro pidió un pronunciamiento del rector frente a UN Periódico manifestando la molestia frente al artículo que según él “no refleja la realidad”. El rector tímidamente respondió que “respetaba la autonomía del periódico”, sin embargo y paradójicamente se comprometió a enviar una carta a UN Periódico manifestando la molestia del viceministro.

Esta escena es el común denominador de los CSU de la UN, y probablemente de la mayoría de las universidades públicas del país. No hay que ser un genio para entender porqué el gobierno tiene profundamente relegada la educación superior, y porqué busca por todos los medios quitarle presupuesto: no es su prioridad, ni en materia de desarrollo y ni siquiera en materia de productividad. Las universidades como entes de calidad sirven para países donde la inteligencia está por encima de la mediocridad, los derechos por encima del enriquecimiento y la dignidad por encima del mercado. Por supuesto no es el caso de Colombia, un país donde el 16% del PIB se invierte en la guerra, y solo un 0.6% en educación superior. Hay carros y uniformes nuevos para la policía y el ejército pero no bienestar universitario para los estudiantes, hay armamento de todo tipo para combatir pero no se incentiva la construcción de comunidades académicas para debatir.

La situación en la que se encuentra actualmente la universidad Nacional tiene mucho que ver con la caricatura de lo que sucede en el CSU. Cuatro de los ocho miembros del máximo órgano de la dirección de la universidad los pone el gobierno nacional, pero además la comunidad universitaria no puede elegir ni a sus decanos ni a su rector; no en vano el comité de evaluación para la acreditación internacional de la universidad compuesto por directivos y profesores de universidades prestigiosas en Europa sentenciaron al finalizar su visita a la UN: “La autonomía de esta universidad se encuentra tutelada”.

Éste semestre en la UN estamos viviendo cómo la profunda problemática presupuestal se junta con la carencia de autonomía universitaria desembocando así en una fuerte crisis académico-administrativa que se siente en la mayoría de las facultades y órganos de las 8 sedes de la universidad. Al final del semestre pasado el informe financiero de la universidad arrojó una cifra que pese a ser desalentadora, se vuelve esclarecedora sobre la situación de la universidad: la UN ha llegado al nefasto punto de financiarse con el 50% de sus propios recursos.

Durante varios años la dirección de la universidad llamó “fatalistas” a los estudiantes universitarios quienes advertimos de tiempo atrás sobre el futuro de la UN. Hoy la autofinanciación no es un mito sino la cotidiana realidad, la deserción por cuenta de la aprobación del estatuto estudiantil cobró la vida académica de más de 2700 estudiantes, el bienestar universitario se ha reducido a un “apoyo psicoafectivo”, y los programas como préstamo beca, bono alimentario y demás están siendo paulatinamente borrados del mapa (en los últimos semestres no se ha vuelto a ofrecer el préstamo beca). Todo este problema de presupuesto, bienestar y ausencia de autonomía universitaria son notorios en la universidad. Semestre a semestre los estudiantes de Medicina de la sede Bogotá pasan penurias para poder realizar sus prácticas ante la ausencia de un hospital universitario propio y la única propuesta de venderse a CAFAM para sustentar el negocio; de igual manera los estudiantes de facultades como Enfermería, Minas, Ingenierías, Derecho, entre muchas de la universidad, poseen problemas con cupos, docentes ocasionales, calidad en la educación, y en general muchos estudiantes se han quedado por fuera, no por su rendimiento sino porque el sistema les impidió inscribir materias, o sencillamente los sacó con una repentina disminución en los créditos académicos.


Los Síntomas y la enfermedad en la UN

De fondo la universidad tiene dos problemas que comienzan gravemente a engendrar un tecerero.
El primer problema es que la paulatina disminución presupuestal del gobierno a la universidad ha degenerado el devenir académico en la universidad: falta de profesores, bienestar, laboratorios, nueva infraestructura, entre otros. Bajo esa excusa los directivos de la UN han dado en quitarle de a poco su carácter de pública y hacerla privada. Hoy tenemos una universidad poco pública en el pregrado, y otra bastante privada en los posgrados. Bajo ese criterio la universidad adquirió un préstamo con la banca privada por casi 110 mil millones de pesos para de una vez por todas entrar en la cultura del endeudamiento (de aquí a doce años la universidad estará endeudada), la desfinanciación de la universidad ha llegado a niveles asfixiantes y promete profundizarse.

El segundo problema es la carencia de autonomía universitaria. La universidad no posee un gobierno universitario democrático sino más bien uno bastante jerárquico y antiparticipativo. Los estudiantes, profesores y trabajadores no podemos elegir nuestras directivas, ni participar en la construcción de acuerdos y rumbos institucionales para la universidad. Que diferentes serían las cosas en la universidad si hubiéramos podido como comunidad universitaria proponer frente al gobierno nacional un modelo diferente al que hoy se nos impone.

Se está discutiendo en el CSU la propuesta para modificar el gobierno universitario de la universidad, el Estatuto General. La propuesta que ha llevado la representación contiene elementos interesantes: elección de decanos y rector, claustros y colegiaturas como ejes de la participación desde abajo, aumento de las representaciones en los cuerpos colegiados, entre otros elementos de relevancia que permiten viabilizar la participación. En contraste con esta propuesta las directivas proponen una universidad más burocratizada y jerárquica, donde pocos toman las decisiones, la comunidad no tiene incidencia y la administración se basa en un modelo empresarial que posibilita continuar con el proceso de desmonte de lo público y entrega paulatina de la universidad a las lógicas de la empresa privada (las racionalidades del negocio aplicadas a una comunidad que esencialmente produce saberes y no plata).

El tercer problema, que surge como consecuencia de los dos anteriores (escasa financiación y carencia de democracia como forma de materializar la autonomía universitaria), es la pérdida de la calidad académica.
La actual propuesta de Plan Nacional de Desarrollo (PND 2010-2014) propende por una educación con tres criterios principales: Educación por competencias (título 3, artículo 1), formación de capital humano, y “calidad” de la educación. La implementación del modelo de educación donde la universidad juega un papel de promotor de la empresa privada tiene en el PND de Juan Manuel Santos su mayor fundamento. No es nuevo que se quiera privatizar la educación pública, ni tampoco que se piense entregar a la gran empresa privada la construcción del saber universitario. Sin embargo el gobierno Santos ha sistematizado muy bien esta propuesta al interior del PND que a grandes rasgos reproduce el modelo Marco Palacios, “estamos enseñando demasiado”.

La educación por competencias implica la enseñanza de lo mínimo, el abandono de la formación profesional integral y el reemplazo de la construcción del saber por la asimilación y aprendizaje de habilidades (un cambio sustancial en la concepción de “calidad”), en otras palabras la generalización de la educación técnica para toda la educación superior, y la restricción del poder saber a las elites intelectuales que logren acceder a la educación de posgrados.

El capital humano bajo este modelo queda supeditado a la producción de buenos trabajadores que “sepan trabajar más y mejor”, y la educación de calidad eliminada por ser ineficiente para el propósito de “producir” plata. Más que plata, la Universidad Nacional tiene el objetivo de producir saberes, conocimiento, profesionales capaces de crear: precisamente esos profesionales se eliminan bajo la racionalidad que pone de presente el PND de Juan Manuel Santos.

Bajo este escenario se comprende lo que ha venido pasando en la Universidad Nacional: se endeuda para adaptarse a las nuevas condiciones en las cuales el gobierno deja de financiar la universidad pública endosándola al sector privado. Sin embargo la universidad continúa con la chapa de “pública” y el gobierno por su incidencia en el CSU la dirige a su antojo: la UN está en vía de convertirse en una universidad privada administrada por el gobierno y funcional a sus designios.

El escenario que nos disponemos enfrentar como estudiantes es, como lo ha sido históricamente difícil, complejo. Hay todo un entramado de clientelismo, corrupción y represión al que nos hemos enfrentado desde hace un muy buen tiempo cuando nos encontramos dispuestos a enaltecer los escenarios de propuesta, y resistir a la imposición por ley o por fuerza de un modelo de educación contrario a la inteligencia, contrario a la creación. El país no solo está condenado a una educación superior de segunda, sino que el gobierno nacional pretende terminar de acabar con el principio de autonomía universitaria (que en esencia cobija a la universidad de las injerencias ideológicas y políticas de los gobiernos de turno a partir de la comunidad universitaria), al hacer una educación servil en lo académico, en lo presupuestal y en lo político, al modelo de gobierno de las 5 locomotoras de Juan Manuel Santos (a eso apuntan las pruebas Saber PRO –antes ECAES-, los nuevos “Sistemas Nacionales de Evaluación”, y en particular el llamado “Sistema Nacional de Evaluación de Competencias”).

La invitación es a conocer lo que pasa en la Universidad Nacional, a pensarnos una universidad diferente, con autonomía y democracia, financiación adecuada por parte del Estado, bienestar universitario, calidad académica a partir de una formación integral, y la garantía de acceso y permanencia de una población que en su mayoría no tiene el privilegio de ingresar a la educación superior de calidad. La invitación es a actuar, a insistir, a movilizarnos, a perder el miedo y a entender que la sumisión es producto de la ignominia, y que si somos realmente la conciencia crítica de la nación, es también para demostrar que el progreso social depende de que la participación colectiva trastorne la imposición. La UN se encuentra en un momento en que su comunidad puede hacerla florecer en un amanecer donde reivindique el principio de lo público, o vivir el anochecer de la decadencia que implica el modelo de universidad que el gobierno plantea en forma de proyectos de ley.

Los invito a conocer los espacios web de la representación donde pueden encontrar documentos y participar en debates con el fin de construir desde los estudiantes nuestra universidad, una universidad para la heterogeneidad, la participación y la propuesta.

“Un pueblo ignorante es instrumento ciego de su propia destrucción” S.B


POR UNA UNIVERSIDAD PÚBLICA, DE CALIDAD Y PARA TOD@S!



Jairo Andrés Rivera H.
Representante estudiantil al CSU
construyendolaun@gmail.com
www.repcsu.tk

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