El proyecto de Plan Nacional de Desarrollo y los planteamientos para una reforma estructural de la ley 30 apuntan a continuar la política de desfinanciación de la universidad pública, mientras tanto la universidad se endeuda con préstamos con la banca privada. Las directivas continúan conservandose y centralizando el poder, en vez de abrir hacia la universidad la democracia y recoger las propuestas de la comunidad universitaria para generar alternativas ante la actual situación: la propuesta de reforma al actual estatuto general, el cual reglamenta el gobierno de la universidad, da cuenta de ello...
La UN ha sido edificada desde hace un buen tiempo por su comunidad universitaria con la idea de ser un recinto crítico, donde se trasciende las aulas, y cuyo fundamento es el motor de la imaginación, la creatividad y el pensamiento crítico. Es por estos elementos que el claustro al que están ingresando es un lugar de lo común, de lo colectivo, donde más que por un diploma se ingresa por una convicción: que somos más que simples transeúntes del conocimiento.
Nuestra universidad es un lugar para el pensamiento crítico, para cuestionar el conocimiento, la realidad, lo establecido. Es un espacio común para incentivar la inquietud.
La representación estudiantil es una forma de participación que tenemos los estudiantes frente a la universidad. Estamos para llevar las inquietudes, propuestas y defender a los estudiantes ante los cuerpos colegiados de la UN. Lamentablemente, esta forma de participación del estamento estudiantil es profundamente insuficiente para lo que debería ser la participación de lo estudiantes en la toma de decisiones de la universidad.
En la UN, el hogar del conocimiento y la construcción académica no existe sin embargo construcción colectiva de los rumbos de la universidad. Los representantes somos una enorme minoría en cuerpos colegiados llenos de administrativos que al no ser elegidos por la comunidad universitaria, rara vez le responden y la escuchan. En la universidad, los estudiantes universitarios hemos emprendido una cruzada para hacer que florezca la democracia como ejemplo para nuestro país, desde nuestras propias aulas universitarias.
La bienvenida a ser parte de esta comunidad universitaria, es también la bienvenida para que conozcan las múltiples virtudes de nuestra universidad, pero también sus profundos problemas. Virtudes que en gran parte residen en ustedes, la semilla del pensamiento crítico y la imaginación que hacen que edificios y lugares comunes tengan nombres que los mismos estudiantes hemos puesto a las blancas paredes. Ésta invitación no es solo para los recién admitidos, sino para aquellos que pese a llevar un tiempo en la universidad, no se sienten aún sujetos de la necesidad de propender por una universidad pública y de calidad. La UN es la posibilidad de forjar un país que derrumbe la ignominia.
Sin embargo, ingresar a la universidad nacional es conocer también de sus problemas presupuestales que residen en la cada vez más profunda política de desfinanciación de la educación pública (el presupuesto para educación superior es más de veinte veces inferior al que se invierte en gasto militar), las ausencias de autonomía y democracia al interior de la universidad, y en los múltiples recortes por vía de la desfinanciación al bienestar universitario. Muchos de estos problemas han llevado a que por momentos en la universidad se vea afectada la calidad académica por problemas de funcionamiento (pago a profesores, cierre de programas, recortes presupuestales, etc.).
Éste semestre en particular el Plan Nacional de Desarrollo (PND 2010-2014) a ser aprobado, no solo no propende por una mejor financiación de la universidad pública sino que por el contrario, a partir de mecanismos como reformas estructurales a la ley 30 (ley que reglamenta la educación superior), el gobierno pretende arrancar cada vez más presupuesto de la educación, presupuesto que al día de hoy es completamente insuficiente. Bajo este escenario las directivas de la universidad tomaron la pésima decisión de endeudarse con la banca privada para construir algunos proyectos de infraestructura –que perjudica gravemente las finanzas de facultades como Medicina Veterinaria y Zootecnia-, con lo cual el gobierno sigue lavándose las manos con su responsabilidad de financiar la universidad, mientras la universidad se privatiza gradualmente.
El escenario anterior de desfinanciación paulatina, endeudamiento y privatización de la UN, tienen además un serio agravante: los estudiantes no tenemos a quien pedirle cuentas por la debacle presupuestal y de autonomía universitaria que hoy vive la universidad. Actualmente está en curso una reforma al Estatuto General de la universidad, la normatividad interna que define el gobierno universitario de la UN. Al día de hoy ese gobierno universitario es fuertemente antidemocrático, los estudiantes no tenemos la posibilidad de elegir ni a nuestros decanos ni a nuestro rector, hecho lamentable en una universidad llena de perspectivas y propuestas.
Los directivos de nuestra universidad le responden más a un CSU lleno de personas ajenas a la universidad que a su propia comunidad universitaria. ¿No sería bueno que en una universidad que se ve avocada a una crisis presupuestal los directivos respondieran a las alternativas y propuestas planteadas por la propia comunidad académica? ¿No sería pertinente que bajo una gradual privatización de una universidad que debe su grandeza al carácter público, los estudiantes tuviéramos la posibilidad de elegir decanos y rector con propuestas claras y así abrir la participación colectiva?
La invitación el día de hoy tanto para quienes se encuentran ingresando a conocer los pasillos, las aulas, la cultura y la historia de la Universidad Nacional, como para los estudiantes antiguos que hemos adquirido un enorme sentido de pertenencia con la UN, es a entender que la esencia de nuestra alma Mater, más que una buena productora de diplomas, es una comunidad universitaria crítica y propositiva, que no teme defender la existencia de una universidad pública y de calidad.
Entrar a la universidad es en parte un compromiso con el propio devenir profesional, en parte un compromiso con la sociedad presente, y en parte un compromiso con la sociedad futura, sociedad a la cual hemos de legar una universidad de la más alta calidad y para todos, elementos que son imposibles si la universidad continúa por los senderos a los que los últimos gobiernos la han llevado de la mano de las directivas universitarias. La responsabilidad de pensar la universidad, construirla y defenderla, queda en manos de quienes hacemos parte de esta ciudad blanca, y la sentimos como propia.
CONSTRUYAMOS Y DEFENDAMOS COLECTIVAMENTE NUESTRA UN, UN GRITO DE LIBERTAD!
Representación estudiantil ante el Consejo Superior Universitario
construyendolaun@gmail.com
www.repcsu.tk
Cordial Saludo
ResponderEliminarMi nombre es Carolina Sánchez. Soy ciudadana colombiana, identificada con cédula de ciudadanía 53081184 de Bogotá, y en este momento soy estudiante del doctorado en Filosofía de la UN, con código 439056. Soy egresada de la carrera de Español y Filología Clásica (de la cual me gradue con grado de honor en el año 2006) y de la maestría en Filosofía (de la cual obtuve calificación meritoria para mi tesis). Durante toda la maestría y mi doctorado he sido beneficiaria del programa de Becas para Estudiantes Sobresalientes de Posgrado y, por eso mismo, he desempeñado labores de docencia e investigación. Mi prueba de ello es mi hoja de vida en el SIA y, si la requieren, en cualquier momento les puedo enviar mi curriculo con mis actividades, cursos dictados y publicaciones, si así lo requieren (para confirmar que esta petición es seria).
Espero que no sea una molestia para ustedes, pero les escribo con ocasión de la carrera de Español y Filología Clásica (de la cual soy egresada). Desafortunadamente es una carrera que ha recibido muy poca atención (desconozco los motivos, pero creo que son de índole presupuestal), y por esa razón la carrera tiene sólo una profesora de tiempo completo y una catedrática de medio tiempo que está a punto de jubilarse (la primera es la dra. Ligia Ochoa Sierra; la segunda, la profesora Rosaura del Carmen Arriaga). Me perdonaran que use nombres propios, pero creo que es absolutamente conveniente.
Estas profesoras, junto a estudiantes auxiliares y docentes ocasionales (graduados de la carrera), han mantenido el programa a flote, aún cuando la acreditación sólo se dio por 2 años y está a punto de ser sometida de nuevo a evaluación. Por desgracia, y en parte por motivos ajenos a la UN, esta carrera no ha podido mejorar: no tiene nuevos profesores, no ha incursionado en investigación sino parcialmente, y tiene serios déficits en docencia y administración.
Hace una año he liderado un grupo estudiantil en Filosofía que ha procurado involucrar a los estudiantes de Filología Clásica y he tenido mucho éxito, pero los recursos son limitados y las demandas inmensas.
Por esta razón recurro a ustedes en este momento. la carrera de Español y Filología Clásica no sólo es una de las pocas licenciaturas de la UN, sino que es la ÚNICA CARRERA DE ESTUDIOS CLÁSICOS EN COLOMBIA. Esto último haría imperativo rescatarla y ponerla a competir en el escenario investigativo internacional. No les pido nada en concreto, sólo una revisión a la situación del programa, teniendo en cuenta el valor del programa y su importancia en el ámbito nacional.
Sé que es mucho pedir, pero quisiera una reunión para exponer la investigación que he hecho sobre el programa y un humilde diagnóstico internacional que hecho sobre la carrera y su vigencia. Sé que hay muchas ocupaciones para ustedes, pero les pido sólo una única audiencia para dar a conocer la postura de muchos estudiantes egresados y activos.
Muchas gracias por la atención
Hola, por favor escribenos a jairorivera@unal.edu.co o construyendolaun@gmail.com, y concertamos una reunión para hablar del tema y agendar el punto en un CSU. Gracias.
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